Preguntas frecuentes

¿Tienen luz de verdad?

Si, nuestra artesanía lumínica cuenta con luz propia. Lo que hacen es absorber la luz, solar o eléctrica, y devolverla en la oscuridad.

¿Qué luz da?

Las piezas azuladas dan luz azul, y las claritas luz verde fosforito.

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¿Cuánto dura?

Una vez cargados, basta con unos minutos de luz, aguantan toda la noche, muchas horas. Luego se vuelven a cargar y otra vez a la carga. Esta propiedad es para siempre.

¿Son radioactivas?

No será la última vez que me lo preguntan, claro, al tener tres brazos y los ojos en la frente….

Pero, bromas aparte, nuestras creaciones no son radioactivas ni tóxicas. Todos los productos que usamos para la elaboración de nuestra artesanía proceden de proveedores y productores nacionales que cumplen estrictamente las normativas europeas.

¿Cuál brilla más, la azul o la verde?

Depende del ojo que la vea

En los collares con el nombre ¿hay que poner el nombre obligatoriamente?

No. Hacemos el dibujo siempre dejando un hueco para que quepa el nombre, pero se puede poner un mote, un pequeño mensaje, un número, una parida, lo que quieras o no poner nada.

¿Cómo las hacéis?

Pues es un proceso que comienza con tener una idea, saber qué querer hacer. Esta idea se lleva de la cabeza a la libreta y se le da unas cuantas vueltas.

Una vez decididos pasamos a modelar en barro, para lo que solemos estirar una lámina de terracota sobre la que trasladamos el dibujo que hicimos en papel. Recortamos la forma con una navajita (la preferida) y suavizamos los cantos de la figura o le damos más volumen o vaciamos……según la forma.

Esta pieza de barro pasa a ser cocida a 980ºC lo que le da una dureza idónea para manipularla sin roturas y se convierte en el «original».

Al original le sacamos molde con una silicona especial, para lo que hay que crear una caja contenedora donde depositar el original tras haberle aplicado desmoldeante.

Posteriormente el molde será capaz de reproducir nuestra pieza original unas cuantas veces, no muchas ya que tiene una vida limitada.

Ahora viene una tarea de «laboratorio» donde se pesan y miden exactamente los materiales que vamos a usar para crear nuestra pasta luminiscente con la que llenaremos el molde. Ahora toca esperar.

Cuando la pieza está seca se extrae y la esmerilamos rebajando todo lo que podamos los perfiles. Ya con los canto igualados las introducimos en un molino de bolas el cual pasará varias horas dando vueltas; con esto conseguimos una textura como piedra de playa, como canto rodado.

Tras estos procesos toca la limpieza. Agua, tiempo y jabón.

Si la pieza está destinada a un collar o pulsera o llavero personalizado lo decoraremos con nuestros dibujos en tinta china. Cada dibujo le debe un poco al pulso, a la buenas intenciones y a la pericia. No somos fotocopiadoras ni usamos calcos, así que cada dibujo es exclusivo. Y además llevará tu nombre.

En el caso de las piezas destinadas a ser cuadros las situamos sobre tablas recicladas y envejecidas con pátinas. La composición se realiza al gusto del artista o del cliente, así que de nuevo tenemos una obra única y original.

Aquí lo podréis ver de principio a fin.